Cuando se trata de plantas, no solo debes preocuparte por cada cuánto debes regarlas, sino también por el tipo de agua que usas para hacerlo. ¿Acaso afecta a su desarrollo? Pues sí, lo hace. Así como para ti es dañino consumir agua que tenga agentes contaminantes, lo mismo sucede con ellas.

 

Quizá no sepas esto, pero la mejor agua para las plantas es el agua de lluvia. Sin embargo no es posible contar con agua de lluvia todo en año por lo que tus plantas no pueden esperar a que suceda y debes proveer de agua a tu jardín, entonces, riegas con agua de la llave.

 

El agua que sale de la llave tiene varios elementos, entre ellos cloro, sodio y cal. Si bien son elementos comunes, lo cierto es que son perjudiciales para cualquier planta, ya que puede provocar que les aparezcan manchas blancas o se marchiten.

 

“Riego mis plantas seguido pero aún así se les ve marchitas

 

Si eres de los que dice esa frase a menudo, quizás el problema esté en el agua que usas para regar tu jardín. Para empezar, no importa qué tan frecuente riegues tus plantas; el sodio en el agua hace que las raíces no puedan absorberla correctamente.

Por otro lado, el cloro también es un elemento tóxico para tus plantas. Y sumado a eso, si el agua que usas tiene un pH incorrecto, las probabilidades de que tu jardín se marchite, aumentan.

Usar agua con altos niveles de cloro y cal, provoca que las raíces no puedan obtener los nutrientes necesarios. Si has notado que las hojas se han vuelto amarillas, quizá sea porque el agua que estás usando no es la más adecuada. Una solución es utilizar agua de osmosis inversa.

 

Ósmosis inversa ¿En qué consiste?

El Agua purificada por  ósmosis inversa te permitirá tener un agua de excelente calidad para el riego de plantas de interior.

El proceso de ósmosis inversa es, simplificándolo mucho, un fenómeno físico en el que se produce un flujo o traspaso de moléculas a través de una membrana semipermeable, lo que en las aguas duras da lugar a un precipitado de iones de calcio y magnesio contenidos en las mismas.

Se hace pasar al agua por una membrana que separa los elementos sólidos de la misma que no deseamos. Ésta agua pretratada pasa a un depósito y posteriormente por un filtro denominado post-carbono para finalmente poder ser utilizada.

La ósmosis, que etimológicamente significa «acción de impulsar» también la encontramos en muchos procesos de la naturaleza, procesos biológicos como la propia absorción por parte de las raíces de los árboles del agua del suelo o el filtrado de la sangre por parte de los riñones en los mamíferos.

Cuando dos soluciones con diferentes concentraciones de minerales en ellas entran en contacto a través de una membrana semipermeable -como los filamentos absorbentes de las células radiculares- se produce un flujo de agua de la solución de menor concentración a la de mayor concentración de minerales, gracias a la presión osmótica y hasta que se iguales ambas concentraciones.

Con el proceso de ósmosis inversa podemos separar del agua prácticamente la totalidad de las sales disueltas que contiene: sulfatos, fluoruros, nitratos e incluso patógenos como hongos o bacterias, obteniendo un agua pura e inmejorable para nuestro jardín.